martes, 23 de junio de 2009

Pianoman (experimento desde un punto de vista femenino)

Uno de los grandes momentos en mi vida fue mi primer año en Madrid. Acababa de terminar de estudiar arte dramatico en Barna y quise cambiar de aires. No me malinterpreteis, me encanta Barcelona, ademas tiene mar (cosa que siempre hecho de menos en interior) pero queria cambiar de aires, llevaba demasiado tiempo en aquella ciudad y ya no sentia que perteneciese a ella, o mas bien que ella me perteneciese.

Suele decirse que "hogar es donde está el corazon" supongo que el mio siempre estará alli, pero en aquel momento necesitaba viento fresco, aires nuevos, una nueva vida. Una buena manera de empezar mi carrera como actriz.

LLegue un dia de septiembre, no fue el 1 pero no creo que hubiese pasado mas de una semana. Hacia un calor de mil demonios, ese calor infernal que tiene madrid, seco pero pesado y mi amiga Ana (con la que iba a pasar un tiempo hasta que encontrase alojamiento) vino a buscarme a Atocha (es una mania que tengo, si puedo viajo por tierra, tengo miedo a los aviones). Despues de varios dias de aquello ya me habia pateado la ciudad entera en busca de algun antro que me gustase, por desgracia los que me salian (para una actriz primeriza y sin trabajo) se salian totalmente de mi presupuesto, y los que no... bueno aquellos llamarlos pisos era una ofensa contra las casas de verdad.

Al final el problema se solucionó como suelen solucionarse todas estas cosas, sin previo aviso. Era domingo, yo aun vivia con Ana, estaba resacosa viendo la tele cuando ella y su chico de entonces, un Italiano llamado Paolo, fotografo de profesion y que llevaba el tiempo suficiente para hablar castellano perfectamente pero conservaba ese acento y esas maneras que tienen los italianos.

-¿Que haces Nati? -dijo Ana cuando llegó despues se tumbó junto a mi.
-Ya me ves, aqui viendo la tele y pasando la resaca.
-¿Has encontrado algun piso?
-No
-¿Has buscado?
-No, pero ¿tantas ganas tienes de que me vaya?
-Joe no seas idiota, claro que no, sabes que puedes quedarte lo que quieras, lo preguntaba por curiosidad
-¿Estas buscando piso? -dijo de pronto Paolo.
-SI! -grite efusiva- ¿Tienes algo?
El se rió por mi reaccion -Si si, un amigo mio se tiene que marchar, le ha salido un trabajo fuera de España y deja su piso en una semana, tal vez pueda decirle que te recomiende al casero.
-Y donde está?
-Entre Bilbao y Tribunal

Lo cierto es que tenia ciertas preferencias al buscar piso y aquella zona era una de ellas, por eso practicamente me tire al cuello de Paolo cuando me lo dijo y en menos de 24 horas estaba visitandolo.

No era gran cosa, la tipica casa antigua con uno de esos ascensores que en cualquier momento puede soltarse y matar a todos los que viajen en él, no habia portero y habia pintadas en la puerta. Los escalones de madera chirriaban y los azulejos del suelo y las paredes estaban sucios, aun asi alguien me dijo una vez que nunca tengo que juzgar un libro por su portada.

La casera era una señora mayor que no vivia en el edificio, vivia dos calles mas abajo con una amiga suya, la distancia perfecta para una casera, lo suficientemente cerca para que si le llames aparezca rapidamente y lo suficientemente lejos para no encontrartela de improvisto. Era una anciana simpatiquisima, un cielo de mujer llamado Gloria. Me acuerdo de ella mucho y hasta que murió el año pasado siempre que pasaba por Madrid tendia a pasar a saludarla y a tomar el té, cada dia estaba mas sola y durante mi estancia en aquella ciudad siempre fue como una segunda madre para mi.

El piso... fue un poco lo que me esperaba. No estaba deshordenado pero si viejo. Era sucio y viejo como el resto del edificio, tenia solo una habitacion, un salon cocina y un cuarto de baño. Tampoco es que yo necesitase mucho mas por aquel entonces, pero te suele hacer ilusion que aunque no lo vayas a usar al menos todo lo de mas este tambien. Cuando entramos caminé por el piso casi de puntillas pues me daba miedo que de una mala pisada mi pie atravesase las maderas viejas que crujian debajo. Para que engañarnos, era una mierda de piso.

-Bueno cielo -dijo Gloria- Que te parece?
La mire sonriendo intentando buscar palabras que no hiriesen a aquella mujer que tan bien me habia tratado -Gloria... no la puedo engañar... no me gusta el piso.
-Pero si es que no has visto lo mejor, mira la vista que tiene...

Y entonces ella abrió una ventana que daba a un pequeño balcon, lo suficientemente grande para que entrase una silla. Estabamos en un sexto de siete pisos y el de enfrente no pasaba de los cuatro. Desde luego aquella vista era lo mejor del piso, no veias todo Madrid pero si gran parte de él.

-Y no sabes lo bonito que está cuando atardece
-¿Se ve el atardecer? -dije yo emocionada, siempre fui una amante de los atardeceres, uno de mis sueños frustados es ver el famoso y legendario "rayo verde".
-Y es maravilloso.

Por un momento dudé, no podia quedarme un piso como aquel solo por la vista.

-Gloria... no puedo quedarmelo solo por....

Unas notas me interrumpieron. Un piano comenzó a tocar Jazz y segun iba avanzando la cancion iba acelerando. De pronto ya no escuchabamos nada mas y comencé a ver el piso de otro color.

-Que es eso?
Gloria me miró sonriendo placidamente -Es el vecino, vino aqui con la esperanza de convertirse en musico
-Y lo consiguió?
-Bueno... toca dos noches a la semana en el espectaculo de un hotel... no es la sinfonica de londres pero por algo hay que empezar no?

Aquello era magico, sin poder remediarlo comencé a mover mi cuerpo al ritmo de la musica. Entonces volvi a mirar por la ventana y sonrei

-Esta mucho asi?
-A diario, ensalla todos los dias.
-Pues sabes Gloria... Creo que podria acostumbrarme a esto. Me quedo el piso.
-Menos mal cielo porque eres sin duda la que mejor me habia caido -me cogió del papo- ademas de la mas mona. En fin te traeré los papeles mañana para que los firmes vale?
-Vale Gloria -la musica seguia sonando y ella comenzó a alejarse. -Te importa si me quedo un poco mas.
Ella me sonrió con aquella sonrisa tan de buena persona que tenia -No, claro que no, quedate el tiempo que quieras, al fin y al cabo mañana este piso será tuyo. Cierra al salir

La puerta se cerró y la musica se detuvo. Escuche como las pantuflas de Gloria caminaban hasta el ascensor. La musica volvió a empezar y me tumbe sobre el sofá. De pronto me sentí como en casa.

+ + +

(igual sigue)