domingo, 23 de agosto de 2009

Everyday it's 1989

Todo olia distinto.

Salieron de la oscuridad con andar pesados y aun tambaleantes para chocar de frente con el astro rey que con su luz de temprana mañana los cegó. ¿Cuando se habia hecho tan de dia? ¿Que habia pasado con el manto de noche y oscuridad que llevaba cubriendoles las ultimas seis horas?. De pronto ya no estaban en el mismo lugar. Habia luz, el cielo era azul, el sol brillaba y la gente decente paseaba por las calles caminando hacia sus trabajos, a misa y al resto de sus respectivas obligaciones. Mientras cruzaban la calle se sintieron observados por miles de ojos acusadores. Ojos que les gritaban insultos sin necesidad de palabras, ojos que les miraban por encima del hombro y ojos que les miraban con la lastima que siente uno al ver a un perro herido.

El alcohol no habia desaparecido de sus cuerpos pero ya comenzaban a sentir los estragos de lo que probablemente fuese una de las peores resacas de sus cortas vidas. Estaban en ese momento de la borrachera en el que uno comienza a ser consciente de nuevo de su cuerpo, ese momento en el que vuelves a entrar y de pronto recuerdas que tenias manos, pecho y una cabeza que aprendes que existe porque arde como mil demonios. En los que no quieres hablar porque la boca pastosa hace que se te peguen las palabras y estas demasiado cansado para intentar que eso no ocurra.

La ciudad era extraña. No se parecia en nada a esa jungla de asfalto por la que habian estado viviendo aventuras la noche anterior. Ya no era la ciudad que no dormia en la que a la vuelta de la esquina podia pasar cualquier cosa, no era el mundo lleno de posibilidades, no era excitante. Ahora su campo de juegos, tan aterradoramente excitante antes, no era mas que una ciudad normal, llena de edificios grises y hombres de bien. Se sintieron como crios cuando juntos viajaban al campamento y mientras que el bosque por las noches estaba lleno de posibilidades todas las mañanas sentian que se les caia un mito al comprobar que todos aquellos monstruos que habian visto no eran mas que arboles entrecruzados.

Mientras continuaban su camino de pronto uno de ellos se detuvo y sonrio.

-¿Porque sonries? -le pregunto el otro.
El le miró -¿Porque acabarlo asi? Ese bar está abierto... ¿Vamos a tomarnos la ultima?

Miró al bar abierto en el que una camarera estaba colocando las mesas en la terraza y dudó. La ciudad habia cambiado, ellos estaban a punto de ser derrotados por la responsabilidad y la decencia, como todos los dias los vicios nocturnos iban a perder la batalla ante el pudor diurno. Pero para los dos no tenia porque haber terminado todavia. Aun no.

-Venga. -contestó al fin y cambiaron su ruta hacia el bar.

El mundo olia distinto aquella mañana pero ellos de momento iban a continuar apestando a alcohol, sexo y vicio. Era mucho mas divertido asi.