miércoles, 3 de diciembre de 2008

Tocando el cielo

La lluvia caia sobre su cuerpo mezclandose con la sangre que le resbalaba por la mejilla como si llorase. De rodillas como estaba miró al cielo intentando abrir los ojos e intentando olvidar la herida mortal que tenia en su pecho. Frente a él se alzaba su enemigo, que lo miraba con el desprecio y la superioridad con la que miran los prepotentes. Parecía tan grande ahora... tan... lejano...

Mientras su rival se daba la vuelta y se marchaba, mientras la lluvia caia sobre la azotea y todos abajo seguian espectantes de ver el resultado del duelo, él comenzó a pensar en como había llegado ahi.

+ + +

Siempre soñó con grandeza, con gloria y mujeres, con que nunca le faltase de nada. Siempre pensó que llegaría lejos, que él habia nacido para ello. Por eso entró pisando tan fuerte. No era prepotencia, era que de verdad creía que estaba cumpliendo su destino.

Tal vez fue esa fé en si mismo fue lo que atraia a la gente, esa fé ciega y real en todo lo que hacía lo que inspiraba a las personas a seguirlo pero lo cierto es que casi sin darse cuenta consiguió un gran grupo de adeptos, de fieles seguidores que iban con él a todas partes. Y gracias a eso ascendió como la espuma. Comenzó desde abajo, siempre subiendo sin mirar atras.

Al fin y al cabo, habia nacido para ello.

Y cuando ya estaba a punto de alcanzar la cima, cuando tenía mas adeptos que nunca, cuando el rey mas flaqueaba y solo quedaba darle una estocada mortal, le llegaron ciertos rumores. Ciertos rumores que hablaban de cierto caballero con sus mismas ambiciones y que, segun se decia, era invencible. Un hombre que comenzaba a tener popularidad por sus hazañas pero que era a la vez mucho mas selectivo a la hora de escoger a sus adeptos. El los escogia, no lo escogian a él. Y precisamente era ese modo de elegir lo que mas le otorgaba el favor del publico. Batalla tras batalla derrotaba a sus enemigos porque conseguía que los que le siguiesen se sintiesen importantes. Sintiesen que no era solo él quien subia, quien se jugaba todo, si no que eran todos.

Y cuando le llegaron aquellas noticias decidió ascender aun mas rapido.

Y él dia que decidió derrotar al rey fue el mismo dia que su enemigo tambien decidió hacerlo. Una batalla a tres bandas de la que solo podía salir un ganador. Juntos acabaron con el viejo y decrepito rey, pero una vez lo consiguieron comenzaron a luchar entre ellos.

El cielo tembló y comenzó a llover, como si llorase ante tan dramatica escena. Dos heroes tan grandes separados por la mera competencia.

Sobre sus espadas repiqueteaban las gotas y lo unico que oian sus fieles, que estaban bajo el castillo, era el choque de metal contra metal, eran los gritos de los cortes profundos y de las salpicaduras de sangre cayendo sobre el agua.

Y finalmente su enemigo le asestó la estocada mortal.

+ + +

Dicen que cuando estas a punto de morir tu vida pasa delante de tus ojos.

Pero aun sentía las gotas en su cara. Aun sentía como salía la sangre de su cuerpo por la herida de su pecho. Aun sentía como le recorria la cara la sangre.

Aun no estaba muerto.

Sonrió e intento no atragantarse con su propia saliva.

Su enemigo se giró y lo miró

-¿Aun estas vivo?
Escupió un espumarajo de sangre -No caeré solo.
-Ni siquiera puedes moverte ¿Que es lo que vas a hacer? -dijo riendo y señalandole con su espada, manchada con la sangre del heroe.
-¡NO CAERE SOLO! -gritó

Despues se avalanzó sobre su enemigo corriendo y gritando. Su espada lo atravesó de lado a lado pero ya no importaba, iba a morir de todos modos. Sacó fuerzas de donde no las tenía, agarró a su enemigo y junto a él se lanzó al vacio.




Los dos hombres cayerón, su enemigo se rompió el cuello y él al caer sobre él sobrevivió. No le quedaba demasiado tiempo de vida. En un ultimo esfuerzó se alejó del cuerpo y quedó tendido junto a él.

Miró al cielo.

La lluviá le caia en la cara y se le metía en los ojos. Pero ya no importaba.

Levantó la mano y sonrió.

Estaba tocando el cielo.