sábado, 7 de marzo de 2009

Falling

Aun recuerdo la primera vez que la vi.

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Los cuerpos danzaban con bailes espasmodicos siguiendo los golpes de una musica electronica infernal. Miles de zombis se movian a su ritmo y para mi sus caras eran todas iguales. Todas no tenian el minimo interes.

Calor humano. Sudor condensandose en el ambiente y cuerpos chocando. Uno de los zombis le comia la boca a otra. Mas al fondo ocurria lo mismo pero entre personas del mismo sexo.

Y a mi no me importaba lo mas minimo todo aquello. Yo no queria estar ahi. No queria bailar. No queria salir. No habia nada en toda aquella sala que me hiciese replantearme el quedarme hasta que llegó ella.

Primero se subieron dos chicos al escenario y se pusieron a bailar. Segundos despues ella y su amiga aparecieron.

Su cuerpo se contoneaba mucho mas rapido y mejor que el de cualquier persona de esa sala. Era una musa griega danzando, una sirena hipnotizandome con su contoneo. No podia dejar de mirarla.

Ladeaba la cabeza y daba un golpe con su cadera, luego un par mas lentos, luego otro mas rapido. En cada sacudida era como si me diese un golpe directo al corazon. No podia dejar de mirarla.

Todos habian dejado de existir en aquella sala. Ya no habia zombis espasmodicos, ni siquiera estaba su compañera, ahora solo existiamos ella y yo en aquel lugar.

No se si fue la chica la que aceleró el baile por culpa de la musica o fue la musica la que comenzó a ir mas rapido para seguirla a ella, pero con cada golpe del ritmo mi corazon latia como si se me fuese a salir del pecho.

Y despues se bajó.

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Desde entonces he vuelto cada fin de semana al mismo local con la esperanza de volver a ver a esa sirena, esa diosa que supo enamorarme solo con el contoneo de su cadera.